Benito Juárez Maza: el hijo incómodo del Benemérito

 El escándalo de la semana lo protagonizó José Ramón López Beltrán, hijo del presidente Andrés Manuel López Obrador. Como dio a conocer Carlos Loret de Mola, López Beltrán estuvo viviendo en una casa en Houston que era propiedad de un contratista que a su vez tenía negocios con la empresa Petróleos Mexicanos. El presidente ha dicho que no hay ningún delito y que pueden investigarle lo que quieran a su hijo, pero la opinión pública no ha sido favorable con López Beltrán.

Por una parte ofende que el hijo de un mandatario que ha insistido en que necesitamos alejarnos de la riqueza y dejar de ser aspiracionistas tenga tantos lujos; y por otro la relación entre López Beltrán su esposa Carolyn Adams (quien también se dedica a cabildear para empresas petroleras en todo el mundo) y la empresa de servicios petroleros Baker Hughes suena demasiado enredada como para dejarla pasar por alto.

Independientemente de si lo ocurrido con López Beltrán es un simple malentendido o un gravísimo caso de corrupción, lo cierto es que al hijo del presidente le toca jugar un papel muy delicado: es fácil que se le acerque gente a ofrecerle negocios o que él piense que puede hacerlos libremente recurriendo al nombre del papá. Los hijos de los presidentes siempre han estado bajo el escrutinio público y sus acciones son revisadas todos los días. 

Muchos hijos de presidentes han sido señalados por su conducta, pero hubo uno que destacó por sobre todos aunque ahora esté casi olvidado. Me refiero a Benito Juárez Maza, el hijo del Benemérito. 

Juárez Maza nació el 29 de octubre de 1852, cuando su padre era gobernador de Oaxaca y poco antes de que Antonio López de Santa Anna lo enviara al exilio. Juárez Maza tuvo varios hermanos, pero al final fue el único hijo varón del presidente Juárez. Junto con su familia vivió en Veracruz durante la guerra de Reforma y luego en Estados Unidos mientras su padre peleaba contra el Segundo Imperio Mexicano.

El hijo del Benemérito regresó a México junto con su madre y el resto de sus hermanas en 1867. Estudió para abogado pero jamás terminó la carrera. Tenía 19 años cuando murió su padre en Palacio Nacional y a partir de entonces se dedicó a usar su nombre para sobrevivir.

Quienes lo conocieron decían que la mayor parte del tiempo era una persona amable, pero tenía sus ratos coléricos. Muchas veces se peleó en duelos para defender la memoria de su padre; pero en el fondo era un hombre que no tenía una profesión y vivía de sus influencias políticas. 

El Congreso Mexicano le pagaba una pensión anual, pero en realidad usaba el recuerdo de Juárez para hacer negocios con la élite política y empresarial del Porfiriato. 

Porfirio Díaz lo toleraba. No le agradaba mucho, pero parece como si el general sintiera que así estaba pagando la deuda que tenía con el presidente Juárez desde que se conocieron en 1846 en Oaxaca, lo que hizo que Díaz tuviera una carrera como militar y luego como político que lo llevó a la presidencia de la república.  Don Porfirio necesitaba a Juárez Maza porque además le servía como símbolo de reconciliación luego que su amistad con Juárez se rompió al levantarse en armas contra su gobierno en 1871. 

Juárez Maza acompañó a Díaz en varias ceremonias en el Panteón de San Fernando, donde está enterrado el Benemérito. A cambio de eso le permitía hacer diversos negocios de compraventa de terrenos claramente ilegales. Díaz no confiaba totalmente en Juárez Maza: no lo ayudó para que fuera gobernador de Oaxaca y cuando tuvo la oportunidad lo envió como diplomático a Italia, Francia, Alemania y Estados Unidos. 

Juárez Maza tampoco fue un buen diplomático, pero aprovecho sus estancias en el extranjero para hacer más negocios, además de que en Francia conoció a María Klerian, con la que se casó en 1888 pero nunca tuvieron hijos. 

Juárez Maza también fue masón como su papá e intentó crear su propio rito para tener más poder dentro de la hermandad. No tenía buenas relaciones con el resto de la familia Juárez y prefirió junto con su esposa vivir una vida de lujos. Normalmente estaba endeudado, pero el apellido siempre lo salvaba de caer en prisión. La prensa mexicana lo atacaba porque lo consideraban un junior sin oficio ni beneficio, un derrochador sin ningún talento.

En 1904 quiso ser vicepresidente de México pero Díaz tampoco lo apoyó. Cuatro años después Juárez Maza respaldó al general Bernardo Reyes, quien quería suceder a Don Porfirio pero no lo consiguió. Juárez Maza tuvo más suerte porque le tocó ser diputado federal y en 1911 se opuso a la renuncia del general, quien de todos modos tuvo que salir del país porque los Maderistas le estaban "tirando la puerta".

Francisco I. Madero tampoco confiaba en Juárez Maza, pero tuvo la suerte de que el hijo del Benemérito se fuera de la ciudad de México para al fin obtener la meta durante mucho tiempo deseada: se volvió gobernador de Oaxaca como lo fue alguna vez su papá.

Juárez Maza gobernó su estado del 23 de septiembre de 1911 al 20 de abril de 1912. Durante su breve periodo lo acusaron de reprimir a los oaxaqueños que se oponían a sus medidas. Al final murió de un infarto a los 59 años de edad y trajeron sus restos al Panteón Francés de la Ciudad de México. El presidente Madero y muchos masones acudieron al funeral. Su viuda recibió una pensión anual de tres mil pesos, que cobró sin falta hasta su muerte en 1930.

 Benito Juárez Maza fue famoso e importante sólo por ser el único hijo varón del Benemérito. No tuvo una gran carrera política, empresarial  o diplomática. Simplemente aprovechó el recuerdo de su padre para hacer negocios y vivir cómodamente.

Otros hijos y parientes de presidentes tuvieron vidas parecidas, aunque por supuesto no fue el caso de todos. Sin embargo, ser parte de una familia presidencial sí termina vinculándolos con la élite política y empresarial de este país. Y si la persona en cuestión no tiene el talento y el carácter necesarios es muy simple que terminen volviéndose juniors que sólo se sostienen por lo que su padre hizo. 

¿Cuál será el destino de José Ramón López Beltrán y de sus hermanos Andrés Manuel, Gonzalo Alfonso y Jesús Ernesto? sólo el tiempo lo dirá, pero por lo pronto el incidente de la casa de Houston no es un buen precedente para este gobierno.  

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