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Mostrando las entradas de noviembre, 2008

¿Y la salud del presidente...?

La excelente revista electrónica Reporte Indigo del 28 de noviembre confirmó lo que todos los mexicanos sospechamos durante muchos años: Vicente Fox tiene serios problemas psicológicos. "Vicente Fox tiene propensión a fingir, a llamar la atención. Tiene una forma trastornada de ver las cosas, sobre todo las que son importantes para él y su familia". dice la revista. Todo empezó con la solicitud que Fox hizo ante el Sacro Tribunal de la Rota Romana el 16 de octubre de 2000, para que su matrimonio eclesiástico con su entonces esposa, Lilián de la Concha, fuera anulado. El tribunal, como parte del procedimiento, realizó varios exámenes psicológicos a Fox y De la Concha, con los que se descubrió que el expresidente padece de: "trastorno de personalidad, ensimismamiento inmoderado, excesiva autoestima y narcisismo, visión trastornada de las cosas, reacciones emotivas inadecuadas, dificultades en las relaciones interpersonales y en el control de las pulsiones". O sea, par

Pseudohistoria 1: 1810, 1910...¿2010?

Existe una ley histórica que dice que todos los procesos vividos por el ser humano son circulares. La humanidad pasa irremediablemente por ciclos de creación y destrucción, los cuales están plasmados en el comportamiento político de las sociedades. No importa si estamos hablando de la dinastía Qin o del imperio Mexica, de las trece colonias o de la Rusia de los Zares; en todas partes ocurre lo mismo. Primero, las sociedades viven una etapa que algunos pensadores han llamado "dorada". Lo que impera en ella es la armonía: la sociedad está bien gobernada, los gobernantes son justos, cumplen con su labor, y el resto de los habitantes cumplen con su función: unos producen alimentos, otros generan conocimiento, y algunos más se encargan de proteger a todos. Sin embargo, poco a poco esta etapa se desvanece; Los gobernantes empiezan a corromperse, los ciudadanos dejan de cumplir con su labor, y la sociedad en su conjunto entra en la decadencia. La caída de las sociedades puede tardar

La Sucesión Presidencial: 100 años revolucionando México

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Conmemora el INEHRM los cien años de publicación del libro de Madero. A cien años de publicarse La Sucesión Presidencial en 1910 , su lectura se vuelve obligatoria ante los cambios que vivimos los mexicanos del siglo XXI. Esta fue una de las conclusiones del foro "A un siglo de La Sucesión Presidencial en 1910 ...la visión del cambio", que se celebró en las instalaciones del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, INEHRM . Moderado por Pablo Serrano, el foro contó con la participación de varios historiadores reconocidos por sus contribuciones a la historia de la Revolución Mexicana. Santiago Portilla, Josefina McGregor, Alejandro Rosas y Gloria Villegas, coincidieron en señalar la importancia que tuvo el libro, escrito por Francisco I. Madero para analizar la situación que vivía México a principios del siglo XX y proponer alternativas para su cambio democrático. En su libro, Madero señaló que si bien la dictadura de Porfirio Díaz había traído

¡¡¡AVANDAROOOOO!!! (III)

Si la juventud mexicana quiere reivindicarse ante sus detractores, organice un festival en el propio Avándaro, invite a ciento cincuenta mil adultos, déjelos deleitarse con Acerina y su Danzonera, Pérez Prado, Los Panchos, Pedro Vargas, el Mariachi Vargas de Tecalitlán; permita la libre afluencia de tequila y cerveza. Luego, a cruzarse de brazos y a ver cuántos sobreviven al tercer día. José Emilio Pacheco, Excélsior, 18 de septiembre de 1971 Avándaro se había convertido en una afrenta nacional. El Cardenal José Garibi Rivera se declaró profundamente consternado ante lo que había sido un atentado contra la moralidad. Mario Moya Palencia, secretario de Gobernación, decía que la verdadera juventud de México encontraba su ejemplo de vida en los Niños Héroes de 1847 y no en las modas provenientes del exterior. Fidel Velásquez dijo que Avándaro había sido una bacanal de drogas, desenfreno y desahogo para el vicio, y Enrique Olivares Santana, presidente del Senado, se aventó la puntada de gr

¡¡¡AVANDAROOOOO!!! (II)

“El festival de Avándaro contrasta con el acto cívico que acaba de celebrarse. En éste se ha expresado el sentir de la auténtica juventud de México, que es limpia y generosa y que defiende nuestras tradiciones y nuestra idiosincrasia”. Mario Moya Palencia, secretario de Gobernación, luego del acto para conmemorar a los Niños Héroes. Excélsior, 13 de septiembre de 1971. El 11 de septiembre de 1971, poco más de cien mil jóvenes se reunieron en un gran campo ubicado en Avándaro, un club de golf cercano al pueblo de Valle de Bravo, en el Estado de México. Fueron a vivir una experiencia hasta ese entonces inédita: era el primer festival de Rock en México, al estilo de Woodstock. El festival surgió gracias a un grupo de jóvenes que eran fans del rock y que tenían mucho dinero y los contactos necesarios. Eduardo López Negrete, Justino Compeán, Carlos Alazraki y Luis de Llano consiguieron el terreno, los patrocinadores, los músicos, y empezaron a anunciar en radio, prensa y televisión que un g

¡¡¡AVANDAROOOOO!!!

AVANDARO, Méx, 12 de septiembre- Cuando el baterista del grupo "Three souls in my mind" dio el último toque con sus platillos eran las 8 de la mañana. El espectáculo que tenía enfrente al levantar la vista, parecía ser el de un ejército de muertos salido de un cementerio, agitándose sobre su propia tumba. Alejandro Iñigo, Excélsior, 1971. Está próximo a cumplir 40 años, y creo que todavía no lo comprendemos del todo. Diversos autores han estudiado el festival de música "Rock y Ruedas", tras el cual el rock mexicano estuvo casi proscrito hasta la década de los 80. Sin embargo, todavía hay mucho que investigar al respecto. Por lo poco que sabemos, la prensa de la época masacró a quienes se atrevieron a asistir a Avándaro a escuchar música y pasarse un rato a gusto en medio del bosque. El problema está en que no queda claro por qué la prensa mexicana se portó asi con los rocanroleros, ni si ésta fue una política adoptada por todos los medios y por todas sus secciones,

¿Entonces "Masiosare" no era un extraño enemigo?

Yo creo que es el símbolo patrio menos comprendido que tenemos los mexicanos. Es cierto que no todos saben lo que significan los tres colores de la bandera (Religión, Independencia y Unión; de acuerdo a Agustín de Iturbibe, aunque después cambiaron el primer significado por el de "esperanza"), ni es sencillo entender el significado del escudo nacional (para lo cual, abro paréntesis, te recomiendo que leas Memoria Mexicana de Enrique Florescano, publicado por el Fondo de Cultura Económica, y procedo a cerrarlo). Sin embargo, como la bandera y el escudo son símbolos visuales, es más sencillo entenderlos, o por lo menos hacerse una idea de lo que pueden significar. Yo, a pesar de que vivimos en una época descreída, no puedo negar que me emociona ver esa enorme aguila que parece volar en la bandera monumental que tenemos en el Zócalo. Con el himno nacional pasa algo distinto. Ahí si tenemos problemas. Para empezar, no lo conocemos completo (un coro y diez estrofas). Ya no entend

¿Vale la pena saber un montón de cosas sobre un montón de gente que ya está muerta?

Tarde o temprano me ocurre: puede ser en una reunión o cuando tengo que anotar mi profesión para algún trámite. En cuanto la gente sabe que soy historiador su rostro cambia, adoptan una actitud seria y normalmente sólo musitan un “aaah…”. Lo que sigue también lo conozco. Empiezan los comentarios clásicos, del tipo: “me encanta la Historia, pero no sé nada al respecto” (Nunca he entendido cómo a la gente le puede gustar algo que desconoce), o también me dicen: “oye, ¿es cierto que Juárez vendió México y mató a mucha gente?” En esos casos yo suspiro e intento explicarles que si bien el Benemérito no era un santo, tampoco le gustaban los asesinatos en masa, y que el respaldo que le dio Estados Unidos no significa que les haya vendido el territorio nacional. Sólo una vez, un excuñado me preguntó directamente: “¿y para qué sirve la Historia, por qué te dedicas a eso?”. No recuerdo bien qué le contesté, pero les confieso que de tiempo en tiempo me hago esa pregunta. Y sé bien que no soy el ú