José Yves Limantour ante el inicio de la Revolución de 1910.
A finales de 1910 el Porfiriato empezó a derrumbarse. Ese gobierno que le dio a México estabilidad y progreso, a cambio de mantener en la pobreza a millones y de aplazar la democracia, se enfrentaba a su final.
Varias razones provocaron su caída: la vejez de Porfirio Díaz, la incapacidad de la élite política para construir una transición que mantuviera vivo al Porfiriato, el enojo de una clase media que no tenía oportunidades políticas ni económicas, la creciente presión de Estados Unidos, y la desesperación de millones de personas en todo el país que no habían gozado de los beneficios que el Porfiriato les prometió y ahora veían en la guerra civil una oportunidad para transformar sus vidas.
En esta catástrofe jugó un papel importante José Yves Limantour. Ministro de Hacienda de Porfirio Díaz entre 1893 y 1911, Limantour fue uno de los que reconstruyó la economía mexicana, logrando que tuviéramos superavits desde 1894 y hasta 1912. El gobierno mexicano pudo pagar esa deuda externa que traía sobre la espalda desde 1824, recobró la confianza de los inversionistas extranjeros y pudo desarrollar la economía, los ferrocarriles, la infraestructura y el comercio.
Para Limantour era fundamental mantener el equilibrio entre los ingresos y egresos, manejar con cuidado la deuda externa y modernizar la economía nacional. El buen desempeño de Limantour lo convirtió en vicepresidente de facto de este país, pero nunca pudo ser el sucesor de Porfirio Díaz.
En 1910 Limantour estaba en Europa renegociando la deuda externa y acompañando a su esposa enferma. Allí se enteró de que grupos guerrilleros estaban atacando el estado de Chihuahua, para apoyar a la rebelión de Francisco I. Madero. Limantour ayudó al presidente Díaz comprando armas en Francia para el ejército mexicano, interviniendo las cuentas bancarias de la familia Madero, y después negoció con ellos la caída del general Díaz, algo que sus antiguos aliados jamás le perdonaron.
El 5 de diciembre de 1910, Limantour le escribió una carta a Díaz en donde reflexiona sobre la situación que estaba viviendo el país y qué hacer para solucionarla. La carta refleja uno de esos momentos de incertidumbre con los que se construye la historia.
JOSÉ IVES
LIMANTOUR
Secretario de Hacienda
Hotel Majestic
Secretario de Hacienda
Hotel Majestic
París,
Diciembre 5 de 1910.
Señor
Gral. Don Porfirio Díaz,
Presidente de la República.
México.
Presidente de la República.
México.
Muy
querido y respetable compadre:
Quedo á
Ud. muy reconocido por el vivo interés que manifiesta en su carta del 14 de
Noviembre por la salud de Mary, pues al tomar participación en mis penas y en
mis inquietudes me da Ud. una nueva prueba de amistad que mucho aprecio,
especialmente en las actuales circunstancias.
Con la
opinión de los Doctores Terrez, Valenzuela y Baungarten tuve siempre algún
temor de que el optimismo de Gutiérrez fuera una ilusión que le diera la fé
ciega que tiene en el tratamiento eléctrico, y desgraciadamente al hablar aquí
con los diversos médicos que consulté, he visto que ninguno cree en la eficacia
de dicho tratamiento, y todos me han recomendado medicamentos y métodos que
difieren esencialmente de los de nuestro amigo Gutiérrez.
En las
cuatro ó cinco semanas después de haber estado en Suiza, la mejoría, tanto en
las funciones circulatorias como en las de la digestión, fué evidente; pero
desde entonces ha habido períodos alternativos de avance y retroceso que no
sabemos á qué atribuir.
En parte
me lo explico por la zozobra en que estuvo Mary al verme resuelto á partir
inmediatamente para México.
El caso
es que ese estado de salud me preocupa bastante, más que todo por la
responsabilidad que tendré que echarme encima dentro de algunas semanas.
Nada
quiero decir á Ud. de las condiciones de ánimo en que me han acabado de poner
los desórdenes de México, pues al hablarle tanto de mí podría creerse que no he
pensado en Ud. cuanto debía en estos tan penosos días, y ha sucedido lo
contrario.
Me
imagino que ha de haber Ud. hecho reflexiones muy tristes al ver cuánta gente
se deja guiar por sus pasiones, por su ignorancia y perdiendo de vista todo lo
que el país debe á Ud., así como el inmenso peligro que corren la independencia
y la dignidad nacionales con esas tentativas de sedición y anarquía.
Tan
manifiesta prueba de ingratitud hacia Ud. y de antipatriotismo no era de
esperarse, y bien comprendo todo lo amargo de la decepción que deben haberle
causado los acontecimientos de Noviembre, que contrastan de manera tan dolorosa
con aquellos en que tomó parte la inmensa mayoría del pueblo mexicano dos meses
antes, al solemnizar nuestro Centenario.
El daño
causado por ese desbordamiento de locura y de maldad es grande.
Los
mexicanos que con orgullo hablábamos de nuestro país en el extranjero, nos
hemos ruborizado al leer las noticias que los periódicos americanos y europeos
vomitaron durante diez días por millones de ejemplares, y al ver la impresión
que dichas noticias causaban hasta en el ánimo de nuestros mejores amigos.
Por más
que algunos de nosotros estuviésemos convencidos de la falsedad ó exageración
de esas noticias, bastaba el hecho de que hubiese habido una conspiración de
importancia y de que centenares de hombres recorrieran algunas partes del
territorio de la República en son de revolucionarios, para que nos
avergonzásemos de que tales cosas pudieran acontecer precisamente cuando el
mundo entero nos acababa de expedir una patente de buena conducta y de admiración
que llevaron sus representantes á México, tributándonos simpatía y respeto.
En el
terreno de los negocios el perjuicio ha sido también considerable.
Desde
luego, la segunda parte de la conversión de la Deuda está muy comprometida, y
habrá necesidad de que el éxito corone enteramente los esfuerzos que estamos
haciendo con el objeto de desvanecer las inquietudes, para que pueda tener
lugar en Enero la emisión de los 280 millones de francos restantes.
Los
negocios privados de que tengo conocimiento y que se estaban arreglando en el
momento en que llegaron las malas noticias, se han suspendido en su mayor parte
ó desbaratado definitivamente; y esto es quizá de mayores consecuencias
todavía, porque si se interrumpiera por bastante tiempo la corriente de capitales
hacia nuestro país, es casi seguro que sobrevendría una crisis económica de
intensidad tanta más grande cuanto que hace muy poco tiempo que cesó la
anterior y que la producción agrícola ha dejado mucho que desear en la
República.
Es de
todo punto necesario, por lo mismo, que nos esforcemos todos en restablecer
cuanto antes, á la misma altura en que estaba anteriormente, la confianza de
que hemos disfrutado; y á esa tarea estoy consagrándome y me seguiré dedicando
con todo empeño durante mi ya corta permanencia en estas tierras.
Ha
servido mucho en ese sentido que se viera que no regresaba yo inmediatamente á
México: Muchas personas estaban pendientes de mis pasos, y al cerciorarse de
que no me movía se tranquilizaron.
A
aquéllas que parecían dar poco crédito á las rectificaciones de Mier y á las
mías, les recomendé que hablaran con el Ministro de Relaciones de aquí y con
todos los grandes Bancos que tienen en México negocios, para cerciorarse por
esos conductos enteramente imparciales, de la falsedad de tanta noticia
sensacional que publicaban los periódicos.
Debo
decir, para satisfacción de Ud., que el Gobierno francés y la alta Banca nos
ayudaron mucho en esa ingrata tarea, y que merced á sus explícitas y
terminantes declaraciones se evitó una baja fuerte en los valores mexicanos.
El
arreglo hecho con la Agencia Havas por conducto de la Legación, y también los
que ha efectuado Zamacona en Londres para la publicación de los noventa mil
números de bonos del 5% que deben amortizarse, publicación que costará al
Gobierno muchos miles de pesos, han permitido refrenar algún tanto á los
periódicos que acogían con demasiada benevolencia los telegramas alarmistas de
la Agencia Reuter.
Nos hemos
también valido Mier, Zamacona y yo de todas nuestras relaciones, para conseguir
que se reduzca la importancia de los acontecimientos al mínimum posible.
Desgraciadamente,
los hechos que han seguido ocurriendo, en Chihuahua principalmente, no nos
permiten ser muy afirmativos al desmentir las noticias que circulan, y como hay
evidentemente gentes interesadas en causar alarma con otros fines que el de
obtener un provecho pecuniario, el terreno que vamos ganando en la opinión
pública no es tan grande como sería de desearse, y siempre queda una sospecha
de que algo grave está ocurriendo en nuestro país, si no de resultados
inmediatos, sí para el porvenir.
El
General Reyes parece estar tranquilo, y lo único que merezca referirse tocante
á él es una plática que tuvo con el redactor del "Intransigeant" que
se vió en la necesidad de rectificar algunos días después, porque el periodista
había puesto en su boca conceptos poco favorables á algunos de los miembros del
Gobierno.
Gabriel
Madero, hermano del pretendiente, sigue aquí esperando el resultado de una
segunda emisión que, fuera de la Bolsa oficial, ha hecho una casa mal
acreditada, de bonos del F.C. Mexicano del Centro garantizados por el Estado de
Zacatecas, y de los que hablé á Ud. en una de mis primeras cartas.
Sé que
este joven Madero se expresa en términos reprobatorios de las tentativas de
revolución.
El
interés que tienen diversos miembros de esa familia en que pueda llevarse á
cabo esta emisión de bonos, me pone perplejo tocante á la participación que se
les supone en el movimiento revolucionario.
Por un
lado, el apoyo moral que prestaron al pretendiente durante la primera parte de
la campaña hace pensar que no se hayan detenido á medio camino, y sin embargo,
está fuera de duda que muchos de los grandes negocios de la familia dependen,
para su realización, del buen crédito del país en el extranjero.
Me
permito indicar a Ud. la conveniencia de indagar si los fondos que ya
obtuvieron en Julio para la construcción del F.C. Mexicano del Centro y que no
han de haber excedido mucho de dos millones de pesos en efectivo, se han
invertido ó no en ese objeto, lo que puede saberse no solamente con la noticia
de las rayas de operarios, sino también con la compra de rieles y otros
materiales.
Incluso
encontrará Ud. un prospecto de esa misión que puesto en manos de Núñez podrá
facilitar algunos datos de interés para la averiguación á que me refiero.
Otro
individuo cuya presencia por estas tierras me ha llamado la atención, es José
Ferrel, que después de haber pasado varias semanas en Londres está aquí llevando
una vida al parecer muy regular, pues sale raras veces a la calle y recibe muy
pocas gentes.
No me ha
sido posible saber cuál es el objeto de su permanencia aquí, á menos que sea
para la venta de los terrenos que, según recuerdo, posee en el Estado de
Chiapas.
El martes
último el Presidente de la República dio un almuerzo de treinta personas en
obsequio mío, y el sábado me ofreció otro el Ministro de Relaciones, Sr.
Pichon.
Tanto los
anfitriones como los comensales manifestaron mucha simpatía hacia México y su
digno Presidente, y fueron sumamente cordiales para conmigo.
Antes de
concluir esta carta quiero hacer a Ud. presentes mis sentimientos de gratitud
por la significación, para mí muy halagadora, del hecho de no haber aceptado mi
renuncia, por más que circunstancias de familia, entre otras razones, me hagan
desear vivamente volver á la vida privada.
De todos
modos, puede Ud. contar, querido compadre, con la sincera devoción que siempre
le he profesado, y con que al realizarse o fracasar la última parte de la
conversión de la Deuda, regresará a su lado para seguir bregando, con el mismo
gusto de siempre, éste su compadre y amigo que tanto lo respeta y estima.
José Ives Limantour
Comentarios
Publicar un comentario
Todos tus comentarios serán publicados, sólo te pido que pongas tu nombre y te portes con los demás tal y como te gustaría que se portaran contigo. Por favor no alimentes a los Trolls. ¡Gracias por participar!