Nuestras tres águilas.
Lo siento, voy a sonar muy patriotero, pero ni modo: me encanta nuestro escudo nacional. Cuando voy al Zócalo y veo esa bandera monumental, no puedo evitar emocionarme ante el tamaño del águila, cuya posición de perfil crea la ilusión de que en cualquier momento va a levantar el vuelo. Me gusta por poderosa, por brillante, en una palabra, por solar. El escudo nacional es una representación del Sol.
Sin embargo, no tenía claro a qué especie pertenece el águila de nuestro escudo, hasta que leí Dos águilas y un sol. Identidad, simbolismo y conquista del Cuauhtli sagrado, de Miguel Ángel González Block. Y me llevé una enorme sorpresa. Yo suponía que en el escudo estaba representada un águila real, que es una de las aves más hermosas que existen. Pues resulta que no. Nuestra águila mexicana, la del escudo y la bandera, es un animal imaginario. Simplemente no existe.
Antes de que acudamos a Greenpeace para hacer una campaña con la que salvemos a esta especie imaginaria, veamos lo que nos propone Gónzalez Block en su libro.
El autor es doctor en ciencias sociales por El Colegio de México y se ha dedicado a la investigación y análisis de las políticas y los sistemas de salud; pero además es un ornitólogo aficionado (o sea que le encanta el estudio de las aves y lo hace por placer).
Por diversas razones que González Block explica en su libro, se puso a investigar el origen del animal que aparece en nuestro escudo nacional. Él también creía que era la representación de un águila real, pero se dio cuenta de que había varios aspectos en esa ave que no concordaban con la imagen del escudo:
-El "águila mexicana" tiene una cresta en la cabeza (que se puede ver en nuestras monedas). El águila real no tiene ninguna cresta.
-El "águila mexicana" tiene garras lo suficientemente poderosas para pararse en un nopal y no espinarse. A pesar de su fuerza, un águila real no puede hacer eso.
-El "águila mexicana" se para (o "se percha") en una pata, mientras con la otra sostiene a sus víctimas, las cuales pueden ser serpientes (entre otros animales). El águila real tampoco hace eso.
Si el "águila mexicana" no es un águila real, ¿cuál es entonces?
Gónzalez Block empezó a analizar las distintas aves de presa que viven en México desde los tiempos prehispánicos y se encontró con una que cumple todos los requisitos anteriores: el Caracara Cheriway.
Esta ave, dice González Block, "mide entre 53 y 60 cm. de largo. Tiene una longitud de alas de 1.2 m y pesa alrededor de 1.5 kg. Se aparea de por vida y mantiene un área territorial estimada en 20 km. cuadrados (...) el plumaje del Caracara presenta la corona negra, que se continúa con una cresta erectil del mismo color; las plumas del cuello y pecho son blancas y muy hirsutas y esponjadas, formando un disco junto con la corona y con el pico verdoso al centro cuando se le observa de frente. Las partes superiores del lomo, del abdomen y de los flancos están barradas de negro. El plumaje en el resto del cuerpo es negro. En vuelo, las puntas de las alas se observan con parches blancos; la cola es blanca con franjas negras y con la banda terminal negra y ancha. Las plumas en general son largas, delgadas y redondeadas en las puntas".
El Caracara (o como lo llamaban los mexicas, Iztaccuauhtli) aparece en las representaciones chichimecas y mexicas desde mucho antes que llegaran los españoles. Era vista por los pueblos prehispánicos como un compañero del Sol, al que le llevaba la semilla de vida que los hombres le ofrecían con los sacrificios humanos. El Iztaccuauhtli tenía la misión de alimentar al Sol para que éste con su luz y calor mantuviera la vida en la tierra.
Como señala González Block, los sacrificios humanos eran una representación de las costumbres del Iztaccuauhtli. Los sacerdotes y los guerreros se ponían capas blancas y negras, que representaban los colores del ave, y luego de sacrificar a su víctima comían su carne, en una ceremonia que les confería los poderes que (pensaban) tenía el Caracara.
Pero, si el Caracara es la verdadera "ave nacional", ¿por qué no está en la bandera y el escudo?
Recordemos que la conquista de América se dio en varias etapas: primero fue una conquista militar, pero luego vino el trabajo de suplantar a los viejos símbolos por otros nuevos (como en el caso de la segunda imagen más importante de nuestra historia: la Virgen de Guadalupe). Los españoles también tenían un ave sagrada: el águila real. Este animal era venerado en Europa desde los griegos y romanos, y luego fue incorporado al catálogo simbólico del cristianismo.
Los Habsburgo, que dominaban España y casi toda Europa cuando Cortés venció a los mexicas, usaban el águila como símbolo de su poder. Era una forma de representar la presencia del monarca en cualquier punto de su imperio, sin importar que tan lejos estuviera.
En los códices posteriores a la conquista, el Caracara fue suplantado por el águila real, para demostrar que ahora el poder lo tenían los españoles (y también para darle a los indígenas un nuevo emblema), pero pronto esta "nueva ave" empezó a mexicanizarse. Los pintores indigenas la retrataban de perfil, sobre un nopal, devorando una serpiente, y con una rara combinación de plumas largas y cortas en su cuerpo color café. El águila real y el Iztaccuauhtli empezaron a combinarse.
A los misioneros españoles les agradaba la imagen de un águila y una serpiente, siempre y cuando hicieran referencia a un mensaje totalmente cristiano (el bien -solar- derrotando al mal -terrenal), pero no les gustaba (ni a ellos ni al resto de los venidos del viejo mundo) que el símbolo imperial de la Casa de Austria se estuviera "contaminando" con una imagen que recordaba a los vencidos señores de Tenochtitlan.
Empero, con el paso de los siglos (igual y como pasó con la Virgen de Guadalupe), los elementos españoles y mexicas se imbricaron profundamente creando un simbolismo y una cultura nuevos: la mexicana.
El águila del escudo nacional es una mezcla de Iztaccuauhtli con el águila real.
Cuando los hijos de los españoles -los criollos- empezaron a sentir que merecían ser una nación independiente, recurrieron a los viejos símbolos mexicas, pero ahora con nuevos significados. Tonantzin se había convertido en una dama gentil, madre del único Dios, que había venido a estas tierras a cuidarnos, y la mezcla del caracara y el águila real produjo un animal fantástico que representaba la unión de dos culturas para que surgiera una nueva.
En esta época de (Bi)Centenarios, en la que muchos desearíamos que la historia nos sirviera para imaginarnos un nuevo y mejor futuro, (y no sólo para gritar los ¡vivas! de siempre que al final se reducen a nada), podríamos empezar por revalorar el mensaje oculto de nuestro escudo nacional: tenemos un pasado muy conflictivo, pero también muy rico. Una nueva mirada a nuestro pasado puede ayudarnos a construir un mañana que sea diferente a lo que hemos vivido. Que el Iztaccuauhtli, el águila real y nuestra águila mexicana nos indiquen el camino.
Yo también me quede de a 6 cuando en un articulo relacionado al libro que mencionas, habla de que el águila del escudo, no es real (Aquila chrysaetos), sino otra especie.
ResponderBorrarPero bueno, pese a todo el asunto de las especies de águila, esas aves no dejan de sorprender e inspirar patriotismo, uno verdadero para ser a México un mejor país.
Hola Arno,
ResponderBorrarMuy interesante el post sobre el águila de nuestro escudo. No me queda muy claro si toda la argumentación que reproduces viene del libro de González Block, pero me temo que si es así, el autor está haciendo algunas afirmaciones un tanto infundadas. El cambio del "modelo" de águila no se debió a que los tlacuilos indios quisieran simbolizar con ello el poder de los españoles; de hecho, salvo el códice Mendoza, hecho por encargo por un tlacuilo formado aún en las viejas tradiciones historiográficas mexicas, en las demás pictografías posteriores a la conquista el topónimo de Tenochtitlan es precisamente el nopal sobre la piedra sin el águila (por ejemplo, en el códice Osuna); incluso este glifo llegó a usarse en combinación con el escudo del segundo arzobispo de México, fray Alonso de Montúfar, en la portada grabada de las constituciones de la arquidiócesis de México editadas en 1565.
No fueron tampoco los misioneros del siglo XVI los que "permitieron" que el águila y la serpiente se colaran como símbolos de la ciudad de México, que de todos modos contaba con unas armas otorgadas por Carlos V y que hacían referencia a la conquista. Fueron más bien los intelectuales criollos de finales del siglo XVI y principios del XVII, influidos por Alciato y otros grandes cultivadores de la cultura simbólico-emblemática europea, quienes retormaron el viejo símbolo del águila, pero con connotaciones solares y monárquicas (las del águila real que mencionas) que poco o nada tenían que ver con el viejo símbolo mexica; por así decirlo, el viejo traje le quedó a un nuevo espíritu. De ese modo, prácticamente en cualquier aparición virreinal del águila en el escudo, el modelo es el águila real de la emblemática europea. Y de ahí, p'al real, hasta aterrizar en nuestro escudo nacional. Sobre esto del origen de nuestra águila mexicana yo me atrevería por mi parte a recomendar el texto de Jaime Cuadriello, "Los jeroglíficos de la Nueva España", aparecido dentro del catálogo de la exposición "Juegos de ingenio y agudeza", editado por el Museo Nacional de Arte en 1994.
gracias por ilustrarnos, me gusta saber que hay gente que se preocupa por abrirnos los ojos.
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