La Cartilla Moral y López Obrador
Andrés Manuel López Obrador volverá a ser candidato a la presidencia por una "izquierda unida" en las elecciones de 2012. Eso todo mundo lo sabe, y lo daba por hecho desde 2006. Lo interesante del caso (por ahora) es que, durante la ya famosa entrevista con Joaquín López Dóriga, el Peje le dijo que, para lograr la regeneración del país, impulsará la lectura y puesta en práctica de un viejo librito que había dormido el sueño de los justos.
Ese libro es la Cartilla Moral, un pequeñísimo texto escrito por Alfonso Reyes en 1944, a petición del entonces secretario de Educación Pública, Jaime Torres Bodet.
La edición que yo tengo es de 1994, cuando Alianza Editorial y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes lanzaron una preciosa y mínima colección llamada Alianza Cien. Le digo mínima, porque cada ejemplar mide menos de 20 cms. Son auténticos libros de bolsillo, muy baratos, que en ese entonces se vendían en los puestos de periódicos (¡cómo ha pasado el tiempo!)
En fin, uno de los ejemplares de Alianza Cien está dedicado a la Cartilla Moral de Reyes, y ya que el Peje quiere poner de moda este libro, no está de más volver a él para revisarlo.
La Cartilla Moral fue escrita en 1944, cerca del final del sexenio de Manuel Avila Camacho. Dice Reyes que la escribió para que se usara en una campaña de alfabetización, pero al final no ocurrió así. El libro está pensado para que sea leído y comentado y así provocar la reflexión de los participantes.
La Cartilla tiene catorce lecciones, en las cuales Reyes reflexiona sobre el Bien. Todo ser humano debe educarse para mejorarse a sí mismo y mejorar a su sociedad.
El Bien es obligatorio para alcanzar la verdadera felicidad. El ser humano tiene que armonizar su parte animal con su parte espiritual, a través de un lento trabajo de perfeccionamiento que poco a poco lo lleve a evolucionar.
Cuando el Bien no es respetado, el hombre se degrada, obtiene el desprecio de sus semejantes y puede ser castigado por las leyes. La sociedad tiene que fundarse en el Bien, para que cada uno de sus miembros logre alcanzar su meta en la vida y la armonía que garantice la continuidad de la especie humana.
Para lograr todo esto, Reyes señala que el hombre tiene que acatar una serie de "respetos" que son instrucciones morales inapelables, parecidas a los mandamientos religiosos pero con un cariz humanista.
Primero; hay que respetarse a sí mismo. "El hombre -dice Reyes- debe sentirse depositario de un tesoro, en naturaleza y espíritu, que tiene el deber de conservar y aumentar en lo posible". Siempre hay que estar limpio; física, mental y espiritualmente.
Segundo; el ser humano tiene que respetar a su familia, ya que allí recibe los primeros cuidados, el amor y la educación que marcarán al individuo durante toda su vida. La familia tiene jerarquías y éstas deben ser respetadas; los menores respetarán a los mayores y viceversa para construir la armonía que fortalecerá a la sociedad.
Después sigue el respeto a nuestra comunidad. Hay que comportarnos con urbanidad, tratar cortésmente a nuestros semejantes, evitar la imprudencia y dominarse a sí mismo para no agredir a los demás. El sujeto que logra ésto obtiene una doble recompensa: evoluciona como ser humano y es apreciado por su comunidad.
Las comunidades se unen en un cuerpo mayor llamado patria. El amor hacia ella se demuestra respetando y obedeciendo la Ley. Ante ella todos somos iguales y tenemos la obligación de acatarla y defenderla, lo que redundará en provecho de todos sus habitantes.
El respeto a la Ley va acompañado de otro sentimiento: el patriotismo; el amor a nuestro país y el deseo de mejorarlo. "Este sentimiento -dice Reyes- debe impulsarnos a hacer por nuestra nación todo lo que podamos, aun en casos en que no nos lo exijan las leyes". Es en la patria donde ejercitamos todos nuestros actos morales, los cuales mejorarán o empeorarán a la que es nuestra casa común.
Por último, hay que respetar a toda la especie humana y a la naturaleza para alcanzar la armonía mayor con el universo; y especialmente, hay que ser estoico, ecuánime ante las desgracias que ocurren durante nuestra vida, para que el azar no nos arrastre sin control.
Reyes propone una moral que va de lo más cercano (el individuo) a lo más lejano (el universo), y establece que todas sus partes están conectadas: Si cuidamos una, cuidaremos a todas, si rompemos una, dañaremos al resto.
Me parece bien que López Obrador quiera comportarse como lo propone Reyes en su Cartilla Moral. Sin embargo, todavía nos debe una disculpa a todos los ciudadanos que fuimos afectados cuando cerró el Paseo de la Reforma luego de las elecciones de 2006.
Para construir esa "República amorosa" de la que habla actualmente, no basta con hacerse la idea de comenzar de nuevo. Primero hay que reconocer los fallos ante los agredidos, para de esa forma conseguir el perdón que redime y permite verdaderamente iniciar un nuevo periodo.
Si López Obrador pretende usar a la Cartilla Moral como un mero recurso de campaña, y vuelve al discurso incendiario cada vez que las cosas no salgan como él las espera, los mexicanos habremos perdido una gran oportunidad para reconciliarnos (algo que nos hace mucha falta), y la hoguera volverá a encenderse. En 2006 el fuego estuvo a punto de descontrolarse. Ojalá eso no ocurra el próximo año.
Si eso, desgraciadamente, llegara a ocurrir, habría entonces que recordar otro párrafo de la Cartilla Moral:
"(...) cuando, en el seno de un país libre, los enemigos de la libertad atacan esta libertad valiéndose de las mismas leyes que les permiten expresar sus ideas aviesas, el espíritu de la libertad exige que se les castigue".
Ese libro es la Cartilla Moral, un pequeñísimo texto escrito por Alfonso Reyes en 1944, a petición del entonces secretario de Educación Pública, Jaime Torres Bodet.
La edición que yo tengo es de 1994, cuando Alianza Editorial y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes lanzaron una preciosa y mínima colección llamada Alianza Cien. Le digo mínima, porque cada ejemplar mide menos de 20 cms. Son auténticos libros de bolsillo, muy baratos, que en ese entonces se vendían en los puestos de periódicos (¡cómo ha pasado el tiempo!)
En fin, uno de los ejemplares de Alianza Cien está dedicado a la Cartilla Moral de Reyes, y ya que el Peje quiere poner de moda este libro, no está de más volver a él para revisarlo.
La Cartilla Moral fue escrita en 1944, cerca del final del sexenio de Manuel Avila Camacho. Dice Reyes que la escribió para que se usara en una campaña de alfabetización, pero al final no ocurrió así. El libro está pensado para que sea leído y comentado y así provocar la reflexión de los participantes.
La Cartilla tiene catorce lecciones, en las cuales Reyes reflexiona sobre el Bien. Todo ser humano debe educarse para mejorarse a sí mismo y mejorar a su sociedad.
El Bien es obligatorio para alcanzar la verdadera felicidad. El ser humano tiene que armonizar su parte animal con su parte espiritual, a través de un lento trabajo de perfeccionamiento que poco a poco lo lleve a evolucionar.
Cuando el Bien no es respetado, el hombre se degrada, obtiene el desprecio de sus semejantes y puede ser castigado por las leyes. La sociedad tiene que fundarse en el Bien, para que cada uno de sus miembros logre alcanzar su meta en la vida y la armonía que garantice la continuidad de la especie humana.
Para lograr todo esto, Reyes señala que el hombre tiene que acatar una serie de "respetos" que son instrucciones morales inapelables, parecidas a los mandamientos religiosos pero con un cariz humanista.
Primero; hay que respetarse a sí mismo. "El hombre -dice Reyes- debe sentirse depositario de un tesoro, en naturaleza y espíritu, que tiene el deber de conservar y aumentar en lo posible". Siempre hay que estar limpio; física, mental y espiritualmente.
Segundo; el ser humano tiene que respetar a su familia, ya que allí recibe los primeros cuidados, el amor y la educación que marcarán al individuo durante toda su vida. La familia tiene jerarquías y éstas deben ser respetadas; los menores respetarán a los mayores y viceversa para construir la armonía que fortalecerá a la sociedad.
Después sigue el respeto a nuestra comunidad. Hay que comportarnos con urbanidad, tratar cortésmente a nuestros semejantes, evitar la imprudencia y dominarse a sí mismo para no agredir a los demás. El sujeto que logra ésto obtiene una doble recompensa: evoluciona como ser humano y es apreciado por su comunidad.
Las comunidades se unen en un cuerpo mayor llamado patria. El amor hacia ella se demuestra respetando y obedeciendo la Ley. Ante ella todos somos iguales y tenemos la obligación de acatarla y defenderla, lo que redundará en provecho de todos sus habitantes.
El respeto a la Ley va acompañado de otro sentimiento: el patriotismo; el amor a nuestro país y el deseo de mejorarlo. "Este sentimiento -dice Reyes- debe impulsarnos a hacer por nuestra nación todo lo que podamos, aun en casos en que no nos lo exijan las leyes". Es en la patria donde ejercitamos todos nuestros actos morales, los cuales mejorarán o empeorarán a la que es nuestra casa común.
Por último, hay que respetar a toda la especie humana y a la naturaleza para alcanzar la armonía mayor con el universo; y especialmente, hay que ser estoico, ecuánime ante las desgracias que ocurren durante nuestra vida, para que el azar no nos arrastre sin control.
Reyes propone una moral que va de lo más cercano (el individuo) a lo más lejano (el universo), y establece que todas sus partes están conectadas: Si cuidamos una, cuidaremos a todas, si rompemos una, dañaremos al resto.
Me parece bien que López Obrador quiera comportarse como lo propone Reyes en su Cartilla Moral. Sin embargo, todavía nos debe una disculpa a todos los ciudadanos que fuimos afectados cuando cerró el Paseo de la Reforma luego de las elecciones de 2006.
Para construir esa "República amorosa" de la que habla actualmente, no basta con hacerse la idea de comenzar de nuevo. Primero hay que reconocer los fallos ante los agredidos, para de esa forma conseguir el perdón que redime y permite verdaderamente iniciar un nuevo periodo.
Si López Obrador pretende usar a la Cartilla Moral como un mero recurso de campaña, y vuelve al discurso incendiario cada vez que las cosas no salgan como él las espera, los mexicanos habremos perdido una gran oportunidad para reconciliarnos (algo que nos hace mucha falta), y la hoguera volverá a encenderse. En 2006 el fuego estuvo a punto de descontrolarse. Ojalá eso no ocurra el próximo año.
Si eso, desgraciadamente, llegara a ocurrir, habría entonces que recordar otro párrafo de la Cartilla Moral:
"(...) cuando, en el seno de un país libre, los enemigos de la libertad atacan esta libertad valiéndose de las mismas leyes que les permiten expresar sus ideas aviesas, el espíritu de la libertad exige que se les castigue".
Ese hombre provocó también que los ambulantes hicieran su agosto en reforma y que los carteristas estuvieran a la orden del día para aquellos que pasaban por ahí para trabajar. Clásico que para apoyar su desmán se escude en un personaje que si tiene principios. Historia 0, manipulación 1 billón.
ResponderBorrar