Porfirio...
Ahora todo parece bicentenario: películas bicentenarias, festejos bicentenarios, estelas de luz bicentenarias (ah no, ya no la van a construir este año, ¡chin!), música bicentenaria, panes bicentenarios, ropa interior bicentenaria...¡uf, la lista es larga!
Al día siguiente de esta borrachera bicentenaria (¡también!) comenzarán los festejos por el Centenario de la Revolución Mexicana; bueno, creo que así será, porque a decir verdad sabemos poco sobre cómo vamos a celebrar ese movimiento que inició Francisco I. Madero en 1910, y que terminó quién sabe cuándo. Unos dicen que en 1940 con Manuel Avila Camacho, otros aseguran que en 1968 con Díaz Ordaz asesinando a los sucesores del sistema, y unos más que en el 2000 cuando Fox se puso la banda presidencial.
Sea como sea, en noviembre tenemos otra fecha que festejar, y hay que pensar, (nuevamente) en cómo vamos a recordar ese momento de nuestra historia.
Uno de los personajes más importantes del movimiento de 1910 es Porfirio Díaz. ¿Volveremos a echarle la culpa de todos los males del país y refrendaremos el exilio en el que se encuentra desde 1911?, ¿Le pediremos perdón por haberlo tratado tan mal durante casi todo el siglo XX y lo traeremos de regreso para construirle un monumento más grande y hermoso que el Angel de la Independencia? ¿O mostraremos un poco de madurez y haremos el esfuerzo por comprenderlo con sus luces y sombras?
No sé qué opinen ustedes, pero yo prefiero comprender. Y para lograrlo, primero hay que saber. ¿Quién fue Porfirio Díaz? La respuesta nos la da Paul Garner en su libro Porfirio Díaz: del héroe al dictador. Una biografía política.
Hablamos mucho de Porfirio Díaz: lo hemos visto en carteles, películas, telenovelas, caricaturas y otros; tenemos una imagen de don Porfirio en la que a veces es algo así como un patriarca bondadoso y en otras un torvo asesino y dictador. Lo que no sabemos (por lo menos la mayoría) es quién fue este personaje y por qué sigue siendo tan importante para nosotros, a casi cien años de su muerte.
En Porfirio Díaz, dice Garner, confluyen dos tradiciones políticas mexicanas: primero el Liberalismo, la idea de que el individuo es el agente principal de las sociedades, por lo que debe contar con todos los recursos necesarios para que se desarrolle al máximo: libertad, democracia, educación, salud, etc. Y por otro lado, el autoritarismo patriarcal, una vieja tradición virreinal ( y quizá anterior a ella) en la que los mexicanos nos plegamos a los deseos de un hombre providencial, que con mano suave (o dura, según lo necesite) nos dará lo que necesitemos, satisfará nuestras necesidades y nos conducirá en un mundo imperturbable, que jamás cambiará.
El conflicto entre liberalismo y autoritarismo es añejo en este país y sigue sin resolverse; sólo hay que ver cómo se comportan algunos gobernadores y varios capos del narcotráfico para darse cuenta de que la tradición autoritaria sigue viva.
Porfirio Díaz logró reunir en su persona esos dos elementos contradictorios, construyendo un país que presumía de ser moderno pero era bastante anticuado, que contaba con un sistema electoral fuerte y respetado por el Estado, pero que al mismo tiempo era ineficaz puesto que los candidatos eran elegidos de antemano por don Porfirio, donde el ideal era crear buenos ciudadanos pero no se fomentaba la participación política fuera del sistema, y lo más importante: un México que tenía un presidente electo democráticamente que al mismo tiempo se había convertido en "el hombre necesario para el país", al cual parecía imposible sustituir.
Bastante complejo, y en muchas cosas se parece al México del siglo XXI.
Porfirio Díaz nació en Oaxaca en 1830. Su infancia y adolescencia estuvo marcada por la vida política de México: un Estado que había hecho su independencia creyendo que así solucionaría todos sus problemas, pero en cambio casi desapareció debido a las rencillas políticas, además de que destruyó su economía y perdió la mitad del territorio nacional.
En 1854, cuando la Revolución de Ayutla se deshizo de Antonio López de Santa Anna, la pugna entre liberales y conservadores se agudizó. El joven Porfirio escogió el lado liberal y peleó por ella, primero contra los reaccionarios y luego contra Maximiliano y las tropas francesas. Al triunfo liberal en 1867, Díaz era uno de los militares más conocidos de México, reputación de la que se valió para contender por la presidencia, por primera vez.
El problema estaba en que Benito Juárez no estaba dispuesto a soltar el poder, lo que provocó una crisis en ese victorioso Partido Liberal. Al fracaso porfirista de 1867 siguió una rebelión en 1872 que también acabó mal. Fue hasta 1876, con Juárez muerto y Sebastián Lerdo de Tejada en el poder, que Díaz volvió a levantarse en armas y se convirtió en presidente.
Allí comenzó lo que ahora llamamos Porfiriato. Pero no fue fácil construir una estructura que se sostuviera durante casi 35 años, en un país donde los gobiernos duraban semanas.
Díaz tuvo que realizar arduas negociaciones con los caciques locales para conseguir su apoyo. Se valió de su imagen carismática para obtener la simpatía de la sociedad mexicana y poco a poco creó una red de acuerdos y favores políticos que le permitieran conseguir más poder. Entre 1880 y 1884 estuvo en la sombra (mientras gobernaba su compadre, Manuel González), pero regresó a la presidencia hasta el año de 1911, cuando la rebelión de Madero lo expulsó del país.
Díaz logró cambiar la Constitución de 1857 para reelegirse sin problemas y fue capaz de crear rencillas entre los miembros de los grupos políticos para convertirse en el árbitro supremo del país. Mejoró las relaciones con la Iglesia Católica (a cambio de que jamás retara su autoridad), transformó al ejército, haciéndolo más pequeño y mal equipado (para que nadie pudiera darle un golpe de Estado) y construyó una fuerte relación con la prensa mexicana, en la que le brindaba dinero y apoyo a cambio de que no lo molestaran. Obvio es decir que en esta "dictablanda" porfirista la violencia era usada cuando las cosas no se resolvían de manera conveniente.
Uno de los grandes triunfos de Díaz (junto con sus ministros de Hacienda Manuel Dublán y José Yves Limantour) fue reconstruir la economía mexicana, pagar la deuda que el país tenía sobre sus espaldas desde 1824 y convertir a México en un país al que llegaban las inversiones extranjeras. Los ferrocarriles, la minería, el petróleo y otros negocios crecieron gracias a estas medidas.
Con el extranjero mantuvo Díaz una relación ambivalente. Reconocía la necesidad de mantener buenas relaciones con Estados Unidos, pero veía con desconfianza a ese país. Buscó acercarse a Europa y Japón para limitar la influencia norteamericana en México, pero al ser nuestros vecinos, poco podía hacer al respecto.
Las fiestas del Centenario de la independencia en 1910 fueron la culminación del Porfiriato: México se mostró al mundo como una nación próspera, moderna y pacífica que al fin había solucionado sus problemas internos y apuntaba a convertirse en una potencia mundial. Meses más tarde la sangre volvió a derramarse, el fantasma de la incertidumbre regresó, y Porfirio Díaz salió de México para nunca más volver.
El Porfiriato se derrumbó por varias razones: primero, una crisis en 1906 que golpeó a la economía mexicana, luego el anquilosamiento del sistema, que no permitía la participación política de otros sectores, y fundamentalmente la falta de un acuerdo claro de sucesión cuando Díaz muriera. Los porfiristas tenían pánico ante la vejez de don Porfirio y la posibilidad cada vez más cercana de su muerte, y no pudieron ponerse de acuerdo para sucederlo y transitar pacíficamente hacia una nueva etapa en la historia de México.
La tumba de Porfirio Díaz en París es una de las más visitadas, (a diferencia del nicho en el que están los restos de Agustín de Iturbide en la Catedral Metropolitana). Bien puede ser por curiosidad o por tener el gusto de mentarle la madre al "dictador". Pero hay quien va respetuosamente a dejarle unas flores y a suspirar por una época en la que todo parecía perfecto y seguro, cuando la mano del patriarca conducía al país por la ruta que a él le parecía la correcta.
¿Alguna vez regresará a México Porfirio Díaz? no lo sé. Pero estoy convencido de que para construirnos un nuevo futuro tenemos que repensar nuestro pasado, y en esa reflexión es importante que veamos con otros ojos a don Porfirio Díaz.
Arno!!! El contenido de tu artículo es bastante rico y completo, cosa que a mi me encanta porque das más detalles de la carrera política de don Porfirio, misma que fue parte de la detonación de la Revolución Mexicana. Debo de decir que don Porfirio merece ser repatriado por el simple hecho de ser mexicano, bueno o malo, el merece descansar en suelo mexicano. Hay políticos y personas con un historial verdaderamente oscuro y éstos descansar como si nada en estas tierras. Es momento de repensar la historia, dejando átras las historias oficiales, haciendo el 2010 un parteaguas para construir una nueva historia de México.
ResponderBorrarCreo que no sólo es importante ver con otros ojos a Don Porfirio, también deberíamos ver así muchos otros 'héroes' y 'villanos' de nuestra historia, como humanos con defectos y virtudes. Sería parte de reflejar la madurez de la sociedad de la que hemos platicado, ojalá seamos capaces de verlo así algún día.
ResponderBorrarJajajaja, me encantas Arno, y por ello te envío saludos y abrazos bicentenarios.
ResponderBorrarEs interesante la información que nos compartes,gracias.
Que si alguna vez regresará Porfirio? considero que no, no regresará pero efectivamente es interesnte mirar su trayectoria con otros lentes pero sin perder de vista el contexto sociocultural en el que se movía.
Estoy totalmente de acuerdo contigo de que hay que repensar el pasado, para construir un nuevo futuro, sin embargo, yo cuestionaría lo siguiente: si surgiera una persona que ejerciera el poder como lo hizo Porfirio Díaz ante la situación actual de
nuestro país, ¿sería funcional?
Me despido bicentenariamente: Gaviota Asbeth
MI QUERIDO DR, TU ART COMO ES REFLEXIVO Y AGRADEZCO Q RESCATES A DON PORFIRIO DE ESE HOYO NEGRO DONDE LO HAN ENTERRADO LOS "TRIUNFADORES DE LA REVOLUCION"
ResponderBorrarLOS SEGUIDORES DE PORFIRIO T LO AGRADECEMOS MUCHO...
uy pero ten cuidado yo se q se debe repensar el pasado y mirar con otros ojos los actores politicos pero Porfirio y su dictadura aunque si hizo mucha cosa buena tambien fue una importante causa de la revolucion y el marginamiento de millones de mexicanos por razones etnicas y de clase.
ResponderBorrarMAI
Al fin encuentro personas con el sentido comun y el suficiente interes como para investigar la verdad en cuanto a mi Gral. Porfirio Diaz Felicidades!!!!
ResponderBorrarAtte: Gral. De Div. Porfirio Mondragon.