Don Carlos Balmori: burlándose del México de los años 20.
El periodo 1926-1931 trajo grandes cambios a México. Mientras Plutarco Elías Calles era el jefe del Ejecutivo, Álvaro Obregón maniobraba en las sombras para volver a cruzarse el pecho con la banda presidencial. Lo habría logrado, si las notas de “El Limoncito” no hubieran sonado en el momento preciso, y la pistola de José de León Toral no lo hubiera matado. La desaparición de Álvaro Obregón llevó a los revolucionarios sobrevivientes a establecer un pacto gracias al cual decidieron guardar las pistolas y repartirse el poder pacíficamente. No fue sencillo lograrlo: la institucionalización del sistema político todavía era un sueño, y Plutarco Elías Calles, el presidente que no buscó reelegirse (tal vez para no seguir el camino del manco de Sonora), se convirtió en el Jefe Máximo de la Revolución y su voz fue ley en este país durante varios años más. La UNM se convirtió en UNAM, luego de que Emilio Portes Gil le otorgó la autonomía. El gobierno mexicano y la Iglesia Cató