Católicos norteamericanos vs. laicos mexicanos.


Por Ana Patricia Torres.


La Guerra Cristera es por derecho un capítulo de la Revolución Mexicana. El enfrentamiento entre los católicos y el Estado Mexicano fue producto de la Constitución promulgada en 1917 y las medidas que regulaban el papel de la Iglesia en el país. Sin embargo, no todos los acontecimientos vinculados a esta rebelión se dieron en México, ni fueron realizados exclusivamente por gobiernos extranjeros; también fue importante el rol desempeñado por organizaciones católicas, quienes sostuvieron una campaña contra el gobierno mexicano para conseguir que la Iglesia conservara sus antiguos fueros.

La Cruzada por México es un ejemplo de ello. Entre 1914 y 1938 la National Catholic Welfare Conference y los Caballeros de Colón cabildearon ante su gobierno para presionar al Estado mexicano, que en esos años estaba aplicando diversas medidas que minaban el poder que la Iglesia Católica había tenido durante años en el país.

Jean Meyer analiza la historia de estas organizaciones y también la de la Iglesia Católica en Estados Unidos entre los siglos XIX y XX. Los católicos pasaron por una fuerte crisis, ya que eran vistos como “antiamericanos”, “falsos cristianos” y “súbditos de un monarca absolutista” (El Papa). La Iglesia tuvo que hacer un gran trabajo para lograr que las comunidades de inmigrantes católicos que llegaron a Estados Unidos durante el siglo XIX se integraran a la sociedad de su nuevo país. El esfuerzo tuvo éxito y los católicos se convirtieron en un grupo de poder; aunque en su interior había un conflicto entre aquellos que consideraban que era necesario mantener la autoridad del Sumo Pontífice sin limitación alguna, mientras que otros pensaban que era momento de que los laicos tuvieran un papel más importante en el gobierno de la Iglesia.

Al comenzar la Guerra Cristera, la Iglesia norteamericana acogió a aquellos miembros del clero que huyeron de México, hizo campañas de propaganda contra el gobierno de Calles y se acercó a la Casa Blanca para que ésta lo presionara. Sin embargo, el gobierno americano tenía otros asuntos pendientes con México, principalmente el tema petrolero, por lo que prefirió mantener una relación cordial con su vecino del sur.

A través de las negociaciones entabladas por los embajadores Dwight Morrow y Josephus Daniels, la Casa Blanca contribuyó a resolver el conflicto cristero, aunque esto no se logró en su totalidad y la Iglesia americana siguió quejándose por la manera en que los católicos eran maltratados durante el Cardenismo, especialmente con los actos de Tomás Garrido Canabal. Por su parte, México llegó a un acuerdo con la Iglesia Católica sin tener que enmendar la Constitución de 1917, y mantuvo su relación cordial con Estados Unidos, lo que fue de vital importancia cuando nacionalizó la industria petrolera en 1938.

El autor de este libro es ya un clásico en la historiografía mexicana; francés con muchos años viviendo en México, su tema de investigación más famoso ha sido la Guerra Cristera (de dónde salió La Cristiada, su principal trabajo). Sin embargo, Jean Meyer no se ha constreñido nada más a ese tema: también ha investigado la invasión francesa a México en 1862 y el conflicto entre católicos y ortodoxos; y además es director de la revista Istor.

La Cruzada por México se elaboró con un extenso trabajo de fuentes, muchas de ellas inéditas hasta este momento, como los fondos relativos a la Guerra Cristera existentes en el Archivo Histórico del Arzobispado de México, los archivos de los Caballeros de Colón y de la National Catholic Welfare Conference, el Archivo de la Liga Nacional de Defensa de la Libertad Religiosa y otros.

La mayor contribución de este libro es la de ofrecer un aspecto hasta ahora desconocido de la Guerra Cristera: la participación de asociaciones católicas norteamericanas en el conflicto y el peso que llegaron a tener ante el gobierno de su país. A pesar de que, a principios del siglo XX, muchos sectores de la sociedad americana seguían viéndolos como un peligro para Estados Unidos, los católicos superaron conflictos internos y externos y se convirtieron en un grupo político muy fuerte. Como miembros de la misma Iglesia, consideraban que las acciones tomadas por el gobierno mexicano contra sus hermanos de fe también los afectaban directamente. La Cruzada por México tiene el gran valor de presentarnos esos movimientos clericales que también eran ciudadanos, y nos demuestra que el conflicto religioso mexicano se libró en distintos frentes y en diferentes países.


Jean Meyer, La cruzada por México. Tusquets, 2008.

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