¡¡¡AVANDAROOOOO!!!
AVANDARO, Méx, 12 de septiembre- Cuando el baterista del grupo "Three souls in my mind" dio el último toque con sus platillos eran las 8 de la mañana. El espectáculo que tenía enfrente al levantar la vista, parecía ser el de un ejército de muertos salido de un cementerio, agitándose sobre su propia tumba.
Alejandro Iñigo, Excélsior, 1971.
Está próximo a cumplir 40 años, y creo que todavía no lo comprendemos del todo. Diversos autores han estudiado el festival de música "Rock y Ruedas", tras el cual el rock mexicano estuvo casi proscrito hasta la década de los 80. Sin embargo, todavía hay mucho que investigar al respecto. Por lo poco que sabemos, la prensa de la época masacró a quienes se atrevieron a asistir a Avándaro a escuchar música y pasarse un rato a gusto en medio del bosque. El problema está en que no queda claro por qué la prensa mexicana se portó asi con los rocanroleros, ni si ésta fue una política adoptada por todos los medios y por todas sus secciones, reporteros y columnistas. Hay quien dice que la prensa simplemente siguió órdenes provenientes de la Presidencia y condenaron al rock mexicano a los hoyos fonky, en espera de un mejor mañana.
Yo lo dudo. A mí me da la impresión de que, a pesar de que en general la prensa condenó al festival, hubo distintas motivaciones para hacerlo. No creo en un complot contra el rock mexicano; pienso que en realidad fue la respuesta de toda una generación ante algo que no entendían y prefirieron condenar.
Para saber más sobre la prensa y Avándaro, analicé tres periódicos de la época: Excélsior, El Universal y El Sol de México. Los escogí porque representan a la prensa de ese tiempo. Los tres eran periódicos muy famosos en 1971, destinados a la clase media y formaban parte del "mainstream mediático" de ese entonces.
1971 fue un año marcado por la década anterior. La Guerra de Vietnam estaba viva y cobrando su cuota de sangre con los miles de jóvenes americanos que fueron llamados a servicio y murieron lejos de su país. Richard Nixon hacía de las suyas en la Casa Blanca, y Joplin, Hendrix y Morrison tenían poco tiempo de haber dejado este plano terrenal.
En México gobernaba Luis Echeverría, quien intentaba curar las heridas que Tlatelolco había dejado, pero para fortalecer al sistema político mexicano. El peso todavía era fuerte y la sociedad se escandalizaba con los hippies, quienes comulgaban con la idea de "Paz y Amor", disfrutaban del sexo libre y experimentaban con las drogas y las religiones orientales.
Hubo cuatro acontecimientos que determinaron la forma en que Excélsior, El Universal y El Sol de México cubrieron el festival de Avándaro y opinaron al respecto: 1968, Woodstock, la Matanza de Corpus de 1971, y la jura de bandera del 5 de mayo de ese año.
En el primer caso, una ojeada a los editoriales y columnas escritas en ese año de Olimpiadas y masacres nos muestra que los tres medios compartían diversas ideas: el movimiento estudiantil era provocado por agentes externos enemigos de México, provenientes de Cuba y la Unión Soviética; quienes se aprovechaban de la inquietud que vivía la juventud mexicana para subvertir el orden y destruir al Estado mexicano.
Con relación a Woodstock, Excélsior y El Universal publicaron varios reportajes que se parecen mucho a lo que hicieron años después con Avándaro: enfocan su atención a las enormes oledas de muchachos y muchachas que se reunen en un campo a oir música, lo que provoca que pasen por diversas incomodidades (lluvia, accidentes, falta de comida y aglomeraciones), pero que son subsanadas por la música, el fraternal espíritu de convivencia y el abierto consumo de drogas. El Sol de México no publicó una nota al respecto. Sólo una foto en la que exponen a esa juventud "hippie y desorientada".
La matanza del 10 de junio de 1971 reavivó los miedos en la población mexicana. Parecía que los horribles momentos de 1968 habían regresado. Quizá por eso los tres diarios coincidieron en un punto en sus editoriales: los jóvenes tenían que actuar con prudencia y madurez, para que los agitadores profesionales no volvieran a utilizarlos.
Cada 5 de mayo (aniversario de la Batalla de Puebla de 1862) los conscriptos del Servicio Militar Nacional juran fidelidad a la Bandera Nacional y liberan su cartilla. En 1971, El Sol de México y El Universal recalcaron que esa era un buen momento para que los jóvenes se reconocieran como ciudadanos en formación con la obligación de conducir todos sus actos hacia el beneficio de la patria. Excélsior sólo publicó una breve nota al respecto.
Estos cuatro momentos forman el antecedente de Avándaro, tal como lo vieron Excélsior, El Sol de México y El Universal: la insatisfacción juvenil se manifestó en el ámbito político y en el cultural. Y tanto el gobierno como los medios veían con preocupación que el proyecto formativo nacional, (o sea, la manera cómo las nuevas generaciones debían ser educadas para que se convirtieran en ciudadanos útiles a México) entraba en conflicto con la educación que los jóvenes recibían a través de los medios de comunicación: música extranjera y nuevas formas de vestirse, de hablar y de pensar.
De cómo esta preocupación ante lo moderno y juvenil estalló cuando más de 100 mil jóvenes se reunieron en un bosque del Estado de México a oir música en 1971, y la respuesta de Excélsior, El Sol de México y El Universal ante ello, te platicaré mañana.
Alejandro Iñigo, Excélsior, 1971.
Está próximo a cumplir 40 años, y creo que todavía no lo comprendemos del todo. Diversos autores han estudiado el festival de música "Rock y Ruedas", tras el cual el rock mexicano estuvo casi proscrito hasta la década de los 80. Sin embargo, todavía hay mucho que investigar al respecto. Por lo poco que sabemos, la prensa de la época masacró a quienes se atrevieron a asistir a Avándaro a escuchar música y pasarse un rato a gusto en medio del bosque. El problema está en que no queda claro por qué la prensa mexicana se portó asi con los rocanroleros, ni si ésta fue una política adoptada por todos los medios y por todas sus secciones, reporteros y columnistas. Hay quien dice que la prensa simplemente siguió órdenes provenientes de la Presidencia y condenaron al rock mexicano a los hoyos fonky, en espera de un mejor mañana.
Yo lo dudo. A mí me da la impresión de que, a pesar de que en general la prensa condenó al festival, hubo distintas motivaciones para hacerlo. No creo en un complot contra el rock mexicano; pienso que en realidad fue la respuesta de toda una generación ante algo que no entendían y prefirieron condenar.
Para saber más sobre la prensa y Avándaro, analicé tres periódicos de la época: Excélsior, El Universal y El Sol de México. Los escogí porque representan a la prensa de ese tiempo. Los tres eran periódicos muy famosos en 1971, destinados a la clase media y formaban parte del "mainstream mediático" de ese entonces.
1971 fue un año marcado por la década anterior. La Guerra de Vietnam estaba viva y cobrando su cuota de sangre con los miles de jóvenes americanos que fueron llamados a servicio y murieron lejos de su país. Richard Nixon hacía de las suyas en la Casa Blanca, y Joplin, Hendrix y Morrison tenían poco tiempo de haber dejado este plano terrenal.
En México gobernaba Luis Echeverría, quien intentaba curar las heridas que Tlatelolco había dejado, pero para fortalecer al sistema político mexicano. El peso todavía era fuerte y la sociedad se escandalizaba con los hippies, quienes comulgaban con la idea de "Paz y Amor", disfrutaban del sexo libre y experimentaban con las drogas y las religiones orientales.
Hubo cuatro acontecimientos que determinaron la forma en que Excélsior, El Universal y El Sol de México cubrieron el festival de Avándaro y opinaron al respecto: 1968, Woodstock, la Matanza de Corpus de 1971, y la jura de bandera del 5 de mayo de ese año.
En el primer caso, una ojeada a los editoriales y columnas escritas en ese año de Olimpiadas y masacres nos muestra que los tres medios compartían diversas ideas: el movimiento estudiantil era provocado por agentes externos enemigos de México, provenientes de Cuba y la Unión Soviética; quienes se aprovechaban de la inquietud que vivía la juventud mexicana para subvertir el orden y destruir al Estado mexicano.
Con relación a Woodstock, Excélsior y El Universal publicaron varios reportajes que se parecen mucho a lo que hicieron años después con Avándaro: enfocan su atención a las enormes oledas de muchachos y muchachas que se reunen en un campo a oir música, lo que provoca que pasen por diversas incomodidades (lluvia, accidentes, falta de comida y aglomeraciones), pero que son subsanadas por la música, el fraternal espíritu de convivencia y el abierto consumo de drogas. El Sol de México no publicó una nota al respecto. Sólo una foto en la que exponen a esa juventud "hippie y desorientada".
La matanza del 10 de junio de 1971 reavivó los miedos en la población mexicana. Parecía que los horribles momentos de 1968 habían regresado. Quizá por eso los tres diarios coincidieron en un punto en sus editoriales: los jóvenes tenían que actuar con prudencia y madurez, para que los agitadores profesionales no volvieran a utilizarlos.
Cada 5 de mayo (aniversario de la Batalla de Puebla de 1862) los conscriptos del Servicio Militar Nacional juran fidelidad a la Bandera Nacional y liberan su cartilla. En 1971, El Sol de México y El Universal recalcaron que esa era un buen momento para que los jóvenes se reconocieran como ciudadanos en formación con la obligación de conducir todos sus actos hacia el beneficio de la patria. Excélsior sólo publicó una breve nota al respecto.
Estos cuatro momentos forman el antecedente de Avándaro, tal como lo vieron Excélsior, El Sol de México y El Universal: la insatisfacción juvenil se manifestó en el ámbito político y en el cultural. Y tanto el gobierno como los medios veían con preocupación que el proyecto formativo nacional, (o sea, la manera cómo las nuevas generaciones debían ser educadas para que se convirtieran en ciudadanos útiles a México) entraba en conflicto con la educación que los jóvenes recibían a través de los medios de comunicación: música extranjera y nuevas formas de vestirse, de hablar y de pensar.
De cómo esta preocupación ante lo moderno y juvenil estalló cuando más de 100 mil jóvenes se reunieron en un bosque del Estado de México a oir música en 1971, y la respuesta de Excélsior, El Sol de México y El Universal ante ello, te platicaré mañana.
UN ARTICULO, INETRESANTE, AMENO E ILUSTRATIVO DE AQUELLOS AÑOS TORTUOSOS, Q NOS DA LA VISION DE UN JOVEN DE NUESTRA EDAD, PERO MUY PERIODISTICA,ME GUSTARIA QUE EL AUTOR SE SOLTARA MAS EL PELO Y NO FUERA TAN APEGADO A EL RELATO PERIODISTICO, Y NOS REGALARA UNA VISION MAS A SU ESTILO.
ResponderBorrarMIL FELICIDADES DR. BURKHOLDER
Antes que nada me parece muy bueno tu blog, soy no un fervor amante de la historia, pero me gusta conocer que ha venido pasando con Mexico antes de que yo existiera y analizar lo que sucede, este articulo me hizo pensar en las formas de expresion y de rechazo que se han venido usando en nuestro Mexico, ahora se "imponen" las redes sociales para demostrar nuestra inconformidad o rechazo, quiero creer que ha habido una madurez, pero tambien hay mucha desinformacion.
ResponderBorrar¿Será cierto que entre los organizadores estaba Luis de Llano, o alguno de estos muy adinerados productores?
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